Gianni Rodari estaba convencido de que «los errores no están en las palabras, sino en las cosas; hay que corregir los dictados, pero sobre todo hay que corregir el mundo»; de ahí nacen las historias y las rimas de este libro lleno de personajes divertidos y estrafalarios, y bastantes errores ortográficos y gramaticales. Pero que no cunda el pánico: para corregir los errores, el «maestro» Gianni usaba una valiosa gramática de la fantasía capaz de permitirnos a todos, a través de la sonrisa, el uso total de la palabra, «no para que todo el mundo sea artista, sino para que nadie sea esclavo»

¿Vale la pena que un niño aprenda llorando lo que puede aprender riendo? Si se juntaran todas las lágrimas vertidas en los cinco continentes por culpa de la ortografía, se obtendría una cascada que podría utilizarse para producir energía eléctrica. Claro que el coste de esta energía me parecería excesivo. Los errores son necesarios, útiles como el pan y a menudo también hermosos: un ejemplo es la torre de Pisa. Este libro está lleno de errores, y no son solo faltas de ortografía. Algunos son evidentes a simple vista, otros están escondidos en adivinanzas. Algunos están en verso, otros en prosa. No todos son errores infantiles, lo cual responde perfectamente a la realidad: el mundo sería maravilloso si solo se equivocaran los niños. Entre padres podemos decirlo, pero no está mal que también lo sepan los chiquillos.

EDITORIAL JUVENTUD. 248 PÁGINAS. EDICIÓN ANIVERSARIO 2020. TAPA DURA


Gianni Rodari 

(Omegna, Italia, 1920 - 1981). Maestro, periodista y divulgador de la Nueva Pedagogía. 

Nacido en Omegna, muy cerca de Suiza, era hijo de panaderos. Su padre murió cuando él era muy joven. Cuando aún no había cumplido los veinte años se paseaba con sus amigos por las tabernas tocando el violín, hasta que su madre dijo basta. 

Estudió magisterio, para intentar evitar el servicio militar (con el que no estaba de acuerdo). Para conseguir trabajo como maestro tuvo que acudir a la Casa del Fascio de Milán y afiliarse al Partido Nacional Fascista. Al llegar la guerra fue destinado al hospital de Milán. Su hermano Cesare fue apresado y llevado a un campo de concentración alemán (sobrevivió) y dos de sus mejores amigos murieron en el frente. Para 1944 Rodari ya había roto el carné fascista y se había afiliado al Partido Comunista Italiano.

Tras la guerra comienza a trabajar como periodista y también se propone llevar la literatura a los más pequeños.

En los años sesenta comienza con su labor pedagógica. Es llamado por las escuelas para leer historias, inspirar a los niños y mostrar nuevas técnicas de enseñanza a los profesores. 

El legado de Rodari como pedagogo y lo que representó una cambio frente a la pedagogía anterior (en la que circulaba “la letra por la sangre entra”) es la combinación de la función didáctica y la diversión. Para él siempre tenía que estar presente el juego, se lo debía aprovechar, en tanto capacidad innata y natural en los niños. Basará sus propuestas en “el poder liberador de la fantasía y de la diversión como vehículo de formación didáctica”.

Ha publicado más de veinte libros en los que combina el humor, la imaginación y la fantasía. En 1970 se le concedió, por el conjunto de su obra, el más alto galardón en literatura infantil y juvenil: el Premio Hans Christian Andersen.

 

 

 

EL LIBRO DE LOS ERRORES - Gianni Rodari (Italia) /+8 AÑOS

Gianni Rodari estaba convencido de que «los errores no están en las palabras, sino en las cosas; hay que corregir los dictados, pero sobre todo hay que corregir el mundo»; de ahí nacen las historias y las rimas de este libro lleno de personajes divertidos y estrafalarios, y bastantes errores ortográficos y gramaticales. Pero que no cunda el pánico: para corregir los errores, el «maestro» Gianni usaba una valiosa gramática de la fantasía capaz de permitirnos a todos, a través de la sonrisa, el uso total de la palabra, «no para que todo el mundo sea artista, sino para que nadie sea esclavo»

¿Vale la pena que un niño aprenda llorando lo que puede aprender riendo? Si se juntaran todas las lágrimas vertidas en los cinco continentes por culpa de la ortografía, se obtendría una cascada que podría utilizarse para producir energía eléctrica. Claro que el coste de esta energía me parecería excesivo. Los errores son necesarios, útiles como el pan y a menudo también hermosos: un ejemplo es la torre de Pisa. Este libro está lleno de errores, y no son solo faltas de ortografía. Algunos son evidentes a simple vista, otros están escondidos en adivinanzas. Algunos están en verso, otros en prosa. No todos son errores infantiles, lo cual responde perfectamente a la realidad: el mundo sería maravilloso si solo se equivocaran los niños. Entre padres podemos decirlo, pero no está mal que también lo sepan los chiquillos.

EDITORIAL JUVENTUD. 248 PÁGINAS. EDICIÓN ANIVERSARIO 2020. TAPA DURA


Gianni Rodari 

(Omegna, Italia, 1920 - 1981). Maestro, periodista y divulgador de la Nueva Pedagogía. 

Nacido en Omegna, muy cerca de Suiza, era hijo de panaderos. Su padre murió cuando él era muy joven. Cuando aún no había cumplido los veinte años se paseaba con sus amigos por las tabernas tocando el violín, hasta que su madre dijo basta. 

Estudió magisterio, para intentar evitar el servicio militar (con el que no estaba de acuerdo). Para conseguir trabajo como maestro tuvo que acudir a la Casa del Fascio de Milán y afiliarse al Partido Nacional Fascista. Al llegar la guerra fue destinado al hospital de Milán. Su hermano Cesare fue apresado y llevado a un campo de concentración alemán (sobrevivió) y dos de sus mejores amigos murieron en el frente. Para 1944 Rodari ya había roto el carné fascista y se había afiliado al Partido Comunista Italiano.

Tras la guerra comienza a trabajar como periodista y también se propone llevar la literatura a los más pequeños.

En los años sesenta comienza con su labor pedagógica. Es llamado por las escuelas para leer historias, inspirar a los niños y mostrar nuevas técnicas de enseñanza a los profesores. 

El legado de Rodari como pedagogo y lo que representó una cambio frente a la pedagogía anterior (en la que circulaba “la letra por la sangre entra”) es la combinación de la función didáctica y la diversión. Para él siempre tenía que estar presente el juego, se lo debía aprovechar, en tanto capacidad innata y natural en los niños. Basará sus propuestas en “el poder liberador de la fantasía y de la diversión como vehículo de formación didáctica”.

Ha publicado más de veinte libros en los que combina el humor, la imaginación y la fantasía. En 1970 se le concedió, por el conjunto de su obra, el más alto galardón en literatura infantil y juvenil: el Premio Hans Christian Andersen.

 

 

 

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